Luego de la inundación, esta sede donde se atienden a 250 niños y niñas de primera infancia (0 a 4 años), quedó arruinada. La restauración completa del centro se hizo gracias al apoyo de la Fundación Santa Librada.
Estos 250 niños y niñas cuyos padres y madres son adolescentes, trabajadores informales, recicladores y recicladoras y necesitan una alternativa donde dejarlos mientras salen, ahora tienen un centro mejorado. “Los dejan bajo nuestro cuidado en un ambiente, protegido, limpio y lúdico donde reciben estimulación temprana”, aclara Karen Martínez, coordinadora de dos centros comunitarios de Fe y Alegría.
Karen recordó que el 30 de mayo pasado cuando el agua del río alcanzaba un pico irrefrenable, tuvieron que desmontar todo. Durante la inundación se mudaron al club Silvio Pettirosi y todas las cosas se guardaron en el colegio San Miguel. Al retorno encontraron todo destruido: suelos, paredes, puertas.
“Los niños vienen con desnutrición, bajo peso, problemas de la piel, diabetes, problemas de la vista. Los primeros tres meses del periodo de adaptación es con énfasis nutricional. Hacemos control de peso, talla, estatura”, dice. Al retirarlos, a las 16.30, sus padres y madres los encuentran luego de haber pasado una jornada de descanso, alimentación, juegos y bañados.
Si bien son 120 niños y niñas los que se benefician, sin duda en el barrio hay muchos más que lo necesitan, «pero no damos abasto» explica Karen.
Ahora con el proceso que harán las mamás, la atención será más integral
El miércoles 25 de febrero a las 15 hs, tienen previsto seguir con las inauguraciones. Firmarán un convenio con la Fundación Santa Librada para un proyecto que se llama Ikatu ñandejara oi ñanendive y que contempla la promoción de 50 mujeres madres seleccionadas.
Ellas recibirán el equivalente a un salario mensual (G. 800.000) por 6 meses y en ese tiempo se capacitarán. «Como las madres casi no tienen tiempo de formarse porque siempre deben estar con el cuidado de sus hijos, la idea es que mientras sus hijos estén atendidos a tiempo completo ellas se forman, de 7 a 4.30 de la tarde», aclaró la coordinadora del centro.
El criterio para elección de las madres fue priorizar a mujeres con al menos 3 hijos o madres adolescentes con uno solo bebé, pero sin ninguna protección y en la franja de pobreza extrema.
Estas mujeres harán su proceso acompañadas de trabajadoras sociales, psicólogas y trabajarán temas como control de natalidad, la dimensión psicológica para fortalecer la autoestima y luego promocionarse a nivel laboral. Se formarán en costura, gastronomía, panadería, peluquería.
Al terminar el proceso les darán pautas acerca de cómo manejarse en las entrevistas laborales, también tendrán un curso de informática para que aprendan a hacer sus curriculum. “La idea es que se inserten laboralmente, dentro o fuera de la comunidad”.
Fotos: gentileza de Karen Martínez
Fuente: tapere.org.py