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Rita Cajes: Servidora y promotora de Fe y Alegría en el Paraguay

El lunes 23 de mayo, después de una prolongada enfermedad, pasó a la felicidad eterna una de las pioneras de Fe y Alegría en el Paraguay, celosa de su identidad y «enamorada» ferviente de la educación a distancia de jóvenes y adultos: Rita Cajes Ibarrola.
Rita era una de las compañeras más antiguas de la Oficina Nacional. Ingresó a Fe y Alegría en el año 1994, primero con la idea de trabajar con sacerdotes, pues era una católica de mente, corazón y vida; y luego con el campesinado, hacia donde volcó todo su empeño y dedicación.
Rita fue una de las pioneras de la implementación del Programa Rural de Educación Bilingüe Intercultural por Radio (PREBIR). En dicha labor, trabajó con campesinos de los lugares más alejados y empobrecidos del país, que no tenían acceso a educación y aún a lo básico, fruto de la larga dictadura que vivió el Paraguay. Después de varios años como educadora comunitaria, pasó a desempeñar el servicio de secretaria administrativa del programa, desde donde siguió acompañando de cerca la marcha del mismo.
Para ella era muy claro algo que repetía con frecuencia: que Fe y Alegría es una mística. Siempre estaba recordando a los compañeros frases del ideario, y que Fe y Alegría es un “movimiento”, una constante desinstalación y urgencia de creatividad.

Era una persona muy ordenada, disciplinada, con gran capacidad de organización y previsión, que no gustaba de la improvisación. Muy laboriosa, poseía una gran autonomía en el trabajo, inteligencia para resolver a tiempo y forma las tareas en su área.
Luchadora y compañera, sabía expresar su dolor e indignación frente a la injusticia. Siempre dispuesta a defender aquello de lo que estaba convencida.
Tenía una estima muy especial por los educadores comunitarios del PREBIR. Admiraba y reconocía públicamente las acciones sociales que realizan estos educadores.
Siempre estaba pendiente de lo que Fe y Alegría, y especialmente el PREBIR, necesitara. Pendiente de todo, no importaba la hora, el clima ni su estado de salud, que en el último tiempo ya estaba muy deteriorada.
Era muy exigente con ella misma y con todos, pero esa exigencia estaba siempre acompañada de su gran humanidad, que, muchas veces, se traducía en un techo para el compañero de la “campaña” (interior del país) que necesitaba quedarse por algún tiempo en la capital; ella siempre decía: “podés estar en casa, no hay problema”.
En su carácter de educadora, en los últimos meses se convirtió en asidua oyente y crítica de la labor de Radio Fe y Alegría, de los programas, contenidos, del uso del guaraní y castellano, buscando siempre dejar bien en alto el nombre institucional. Rita gustaba del buen uso de la lengua castellana (era fuente de consulta de los compañeros de la Oficina), pero también se consideraba una militante de la lengua guaraní: “ahayhu la guaraní, porque ja’epaite ipype la ñane remiandu” (“amo al guaraní, porque a través de él decimos todo lo que sentimos profundamente”), decía.Estuvo con nosotros hasta el final. El 14 de febrero cumplió sus 60 años y oficialmente se jubiló. Poco después, su problema de asma se complicó y tuvo que ser internada de urgencia. Finalmente, en vísperas de la fiesta de María Auxiliadora, partió hacia el Señor.
Muchas de sus expresiones y acciones quedan y quedarán en la mente y en el corazón de cada uno que los que la conocimos. Y tenemos la certeza de que nos seguirá compañando en esta tarea.
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