Gastón Vigo Gasparotti: tras los pasos del Padre Opeka para erradicar la pobreza

 

En la primera entrega del ciclo “Voces que inspiran”, desde Fe y Alegría Argentina conversamos con Gastón Vigo Gasparotti, fundador de Akamasoa Argentina, la obra que el Padre Pedro Opeka (de visita en Argentina en estos días) comenzó en Madagascar hace 30 años y sacó a 500 mil personas de la pobreza. Gastón nos compartió de su paso por un Colegio Jesuita, sus búsquedas y espiritualidad, experiencias que lo marcaron y detalles de la inmensa obra que crece en Lima, Provincia de Buenos Aires. “Akamasoa es un grito de dignidad. Se ve a los pobres por su potencialidad, no por sus carencias; no se regala nada porque todo se construye juntos”. Al igual que Fe y Alegría, es un convencido de que “A mayor vulnerabilidad, se debe brindar mayor calidad educativa”.

 

Con esta entrevista inauguramos el ciclo “Voces que inspiran”, una serie de seis conversaciones para poner en diálogo la fe, la educación y el compromiso social a través de las voces de personas que viven su vocación de servicio en profundidad. En este primer encuentro, queda plasmado que la espiritualidad, cuando se encarna en obras y gestos concretos, es capaz de encender multitudes y, en este caso, dar testimonio de que la educación y el trabajo pueden sacar del sufrimiento y de la pobreza a miles de familias.

 

Aprender a mirar al que sufre

 

Formado en el colegio jesuita de “La Inmaculada Concepción” (Santa Fe), Gastón comenzó expresando su gratitud por todo lo vivido desde jardín de infantes allí y remarcó dos cosas que le dejó su educación; en primer lugar a sus mejores amigos. Después, la fe. “Pero la fe en obras -dice-. En el colegio nos invitaban a entender que a quince minutos donde nosotros apoyábamos la cabeza en la almohada, había alguien sufriendo. Y con las misiones, nos permitió ver la crudeza de la pobreza. Nos enseñó a tener momentos de contemplación y de discernimiento, para que, cuando veamos al que sufre, seamos capaces de dejar a Dios (si estamos rezando), para encontrarnos con Dios en el otro. Ser con y para los demás”.

 

 

Luego de un tiempo trabajando en la empresa familiar, Gastón quiso dedicarse a la desnutrición infantil y comenzó a trabajar con el Dr. Abel Albino. Le impactó escucharlo decir que “el cerebro no acepta deudas atrasadas y que lo que no se hace en la primera infancia, difícilmente se puede hacer después”. Gastón puso lo mejor de sí durante años, pero hubo tres preguntas que terminaron por conducirlo a Akamasoa. “La primera: protegemos y rescatamos a los desnutridos, pero ¿a qué escuela van a ir?  -dice- ¿Al colegio que fui yo o a un colegio que lo preparen para ser el futuro desempleado? Sus padres, ¿laburan, estudian? ¿Se podrán insertar en el mercado laboral, dinámico, competitivo, que conozco? y finalmente ¿Cómo viven? ¿Uno puede salir de la pobreza si habita en ella como en la edad de piedra? Y cuando me enteré de la obra del padre Opeka, vi a un hombre que dió en la tecla”. 

 

Recuerda especialmente un retiro espiritual. “Que me perdone ese padre, no escuché nada ni presté atención. Pero me iba a mi cuarto y me acordaba de Pedro”. Así es como luego logró contactarse con él y visitarlo en África. “El Padre Opeka es la persona más parecida a Jesús que conocí.– afirma-. Fui testigo de una obra monumental: una comunidad levantada sobre lo que antes eran basurales, con escuelas, viviendas, talleres y espacios de encuentro. Además, en Akamasoa no se regala nada, todo se construye con ellos y para ellos. Eso es lo que más me marcó: el trabajo como camino de dignidad.”

 

Una puerta a la dignidad

 

Hay dos experiencias que Gastón remarcó en la entrevista. “Tuve una infancia muy complicada, muy dolorosa. Durante treinta años callé un montón de cosas. Pero ese dolor me dio sensibilidad; veo dolor, lo comparto, lo abrazo, y trato de decirle lo mismo que me digo a mí todos los días, tu pasado no es tu destino”. La segunda experiencia es familiar. “En mi casa se fomentaba la idea de que si alguien toca el timbre en casa, que haga la tarea con nosotros. Démosle de comer, tratemos de hacer algo que vaya más allá de la contingencia para ayudar de verdad a ese grupo familiar”.

 

Esa enseñanza de la infancia se convirtió en una convicción de vida. Gastón afirma que su compromiso social y su abordaje de la pobreza va acompañada de una mirada puesta en la potencialidad, no en la carencia. 

 

De regreso en el país, Gastón fundó Akamasoa Argentina, replicando la experiencia en nuestro país y con la misma filosofía: no asistencialismo, sino trabajo compartido. “Al final del día, nos duelen los mismos huesos”. Hoy, esta organización impulsa proyectos productivos, educativos y comunitarios junto a familias que, a través del esfuerzo colectivo, van recuperando su autonomía y su autoestima.

 

A mayor vulnerabilidad, mayor calidad educativa

 

Desde esos territorios aprendemos que la educación de calidad donde más se necesita es urgente y transformadora. “Si no te educás, nunca vas a ser libre, no vas a tener pensamiento crítico, no vas a poder anhelar nada, porque no lo vas a poder construir previamente en tu mente ni en tu corazón. Yo felicito a Fe y Alegría por su trabajo y por decir, ‘a donde hay mayor vulnerabilidad, mayor calidad educativa’, porque eso es lo que debe haber. Es muy duro ver gente a la que la estafan. Que van a escuelas donde no le enseñan, y eso no está bien, no es correcto ni se debe hacer con un individuo que simplemente quiere ir a la escuela”, concluye Gastón.

 

El trabajo de Fe y Alegría en África

Al igual que en Akamasoa, en Fe y Alegría trabajamos en comunidades periféricas, muchas veces de extrema pobreza, tanto en el norte de nuestro país como en otros lugares del mundo: Chad, Madagascar, la República Democrática del Congo, Guinea-Conakry y Kenia.

 

 

El testimonio de Gastón Vigo nos recuerda que la fe no puede quedarse quieta. Que se expresa en gestos, en trabajo, en comunidad. Desde Fe y Alegría, agradecemos su testimonio y celebramos este primer diálogo del ciclo “Voces que inspiran”, convencidos de que de la contemplación y el discernimiento nacen las obras más grandes: aquellas que cambian vidas y construyen futuro.

 

Mirá la entrevista completa con Gastón Vigo Gasparotti en nuestro canal de YouTube y Spotify seguí el ciclo Voces que inspiran, donde cada encuentro nos invita a mirar el mundo con más fe, compromiso y esperanza.

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