Además de compartir con los pueblos indígenas presentes, experiencias y saberes, pudimos conocer de una manera dialógica los modos de aprender y enseñar de los pueblos indígenas desde la perspectiva de sus docentes, que en esencia era el objetivo de dicho evento.
El encuentro en cuestión se desarrolló en cinco socio-ambientes, a saber, el idioma indígena y episteme; la episteme de la vida indígena y la relación metabólica-cósmica con la tierra; episteme en la vida comunitaria Indígena; la creación artística, lo simbólico y el rito como expresiones epistémicas de la naturaleza del indígena; el modelo innovador del CPFA como una propuesta universitaria viva, a disposición de la formación docente indígena y por último, la etno-medicina o la medicina tradicional practicada por los pueblos indígenas.
Estos ambientes fueron en esencia espacios para el intercambio de saberes donde cada pueblo relato su experiencia en relación a los temas tratados en cada uno de ellos, fue propicio el momento para reflexionar sobre la importancia del lenguaje autóctono como elemento esencial para entender y mantener la cultura propia, para comprender la unidad y reciprocidad tierra-pueblos indígenas, la vida indígena depende de la tierra, ésta le suministra el vestido y la alimentación, de esa relación surgen sus creencias, su cultura, su cosmovisión.
De igual forma el arte como una forma de expresar la relación con la naturaleza, tal es el caso del pueblo Wayuu, cuyas mantas adornadas con dibujos de bellos paisajes y especies animales representantes de la fauna silvestre, representan la forma de ser de la persona que la usa y el clan o familia al que pertenece, por ejemplo el báquiro (cochino de monte) representa el clan Pushaina, según una de sus representantes “somos personas de mansos corazones, fieles, tratables, dispuestas al diálogo, cuando hay un conflicto dentro de nuestra cultura con otro clan uno de nuestros Pütchipüu (pacificador) es el que enfrenta la situación de forma dialogada”.
Continuó el intercambio de experiencias, la profesora Verónica Trenard de Almau, Directora del CPFA, quien socializó el modelo innovador partiendo de algunas experiencia de participantes ya graduados y próximos a graduarse. Uno de los elementos que resalta la profesora Trenard es la metodología en la que se sustenta dicho modelo que no es otro sino el aprendizaje por proyectos, al respecto sostiene que “cuando el participante va a realizar su proyecto debe encontrarse con procesos desde la ciencia, debe empezar a mirar, la Antropología, por ejemplo, desde la propia historia de vida, no lo voy a hacer como se hace en otras universidades, aprendiéndome un montón de cosas de memoria que después ni me acuerdo”
Para finalizar los pueblos Jivi y Kariña relataron algunas experiencias que han tenido en relación a la aplicación de la etno-medicina a través del uso de plantas y animales pertenecientes a la flora y la fauna de la región donde ellos se encuentran. Los saberes obtenidos para la aplicación de esta medicina, provienes de los conocimientos obtenidos de los ancestros de forma oral. En el caso de Los Kariña el personaje poseedor de estos dones se denomina Puida.
En el marco de este encuentro se realizaron otras actividades tales como la fogata y los momentos de espiritualidad, la primera tiene interpretaciones diferentes, unos la han utilizado ancestralmente para combatir el frio de la noche y como modo de ahuyentar a las fieras, otros para la socialización de los saberes y tradiciones y también para establecer contacto con sus ancestros, creen que la partículas encendidas que se esparcen hacia el firmamento se conectan con las estrellas que según ellos representan, el espíritu de sus antepasados. En el caso de los momentos de espiritualidad pudimos experimentar el ritual de Los Akatombos, el cual se celebra el 1 y 2 de noviembre (días de los santos difuntos) de cada año, según las creencias de Los Kariñas ese día se comunican los espíritus con sus familiares. Para animar la jornada, hombres y mujeres toman Kashiri, bebida a base de yuca fermentada y danzan al son de El Maremare, baile tradicional.
Para cerrar el encuentro compartimos una noche cultural donde cada pueblo se expresó a través de algunos de sus bailes y tradiciones.
Cortesía de Aníbal Carrasquel, coordinador del Centro de Profesionalización de Fe y Alegría, Zona Andes.
9 de mayo de 2017