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Fe y Alegría socializa proyectos comunitarios

El pasado 18 de julio, el programa Escuela de Fe y Alegría presentó 11 proyectos de escuela-comunidad como  parte del eje de Ciudadanía.

Los proyectos respondían a los contextos de la comunidad y están asociados a salud, ecología, DDHH, prevención de la violencia, arborización, seguridad, cultura popular, convivencia y participación ciudadana, entre otros.

La profesora Luisa Pernalete nos comparte su comentario sobre el trabajo que se viene haciendo desde la escuela con las comunidades.

Humanizar la comunidad, atreverse a pesar de todo

“Nos dio satisfacción ver que a las pocas semanas de haber comenzado la campaña, los vecinos ya se estaban comportando de manera distinta. La verdad es que aprendimos mucho con ese proyecto, entre otras cosas, que no terminan las acciones por haber terminado el año escolar”.

Así se expresó la docente del Colegio Joaquín López, de la zona Miranda, cuando el 18 de julio se socializaron 11 proyectos de Escuela-comunidad, parte del eje de Ciudadanía, del programa nacional de Escuelas. Pero de manera similar hablaron los docentes de los otros centros al exponer las lecciones aprendidas.

A pesar de lo difícil que ha sido el año escolar, a pesar de los salarios indignos de los educadores de escuelas públicas y subsidiadas, a pesar de los problemas que usted y yo conocemos, se realizaron 91 proyectos que salieron de la relación escuela – comunidad.

 

Fueron primero compartidos en las zonas donde se seleccionaron 11, a los cuales nos referiremos de manera rápida, pero adelantando que nos llenaron de ánimo y esperanza.

Anotamos que todos partieron del análisis de contexto, básico en la educación popular. Nada de seleccionar a dedo por el equipo directivo. Hubo reuniones con todo el personal, alumnos, familias, vecinos, organizaciones de la comunidad, encuestas. Hubo discernimiento: ¿Cuál reto seleccionar? ¿Con cuál se podía llegar a algún avance en la humanización de la comunidad? Hubo variedad, puesto que las realidades varían; todos recogieron lecciones del mismo.

Un proyecto, el del Colegio Ormieres, Maturín, tuvo que ver con el problema de la salud. Aprovecharon que el centro tiene la Mención Servicios de salud de manera que los estudiantes de los últimos años tuvieron participación plena y muy activa.

Dos tuvieron que ver con el tema del agua: potabilización, Colegio Prisco Villasmil, de Antímano, porque se está consumiendo agua que genera problemas de salud, y el otro, el colegio Eliodoro Betancourt, de Maracay, con la fabricación de filtros de grava.

 

En ambos centros se consultaron expertos, se sacaron cuenta de costos… Hasta piensan hacer una especie de cooperativa, en el segundo, para aminorar costos en la construcción de esos filtros.

Dos tuvieron que ver con el ambiente, tan deteriorado en todo el país. Uno, el de La Consolación, en Unare, Ciudad Guayana, sobre manejo de desechos sólidos, pero comenzando por la propia escuela, y luego con los vecinos, están trabajando también con reciclaje, se han reunido comerciantes de la zona.

 

El otro, plan de arborización y concientización de cómo han desaparecido especies autóctonas, vegetales y animales en la zona fue tratado por el Colegio Iván Darío Mora de la zona Frontera. 

Cuatro trabajaron temas relacionados con DDHH y violencia. Con estrategias muy creativas, los centros trabajaron temas de empoderamiento de la mujer para enfrentar y prevenir la violencia de género, como el Colegio Juan XXIII de Barquisimeto, el Colegio Alianza de La Vega, municipio Libertador, el Santa Teresa de Jesús, en la zona oriente. 

Otro abordó el tema de los derechos de los niños, muy vulnerados, dado que ha crecido la violencia intrafamiliar, como fue el Colegio San Francisco de Asís de Ejido, zona Andes, que trabajó con escuelas vecinas, con títeres, y también con madres.

Interesante el problema de seguridad, abordado por el Colegio Joaquín López, zona Miranda, una quebrada que queda en la comunidad que es un peligro para los vecinos puesto que no hay puente para cruzarla y ya ha cobrado víctimas. Hicieron campaña en toda la comunidad.

Y finalmente, en el Colegio de Paraguaipoa, en la península de la Guajira, en el Zulia, recuperaron una plaza que estaba abandonada y ahora será un espacio de convivencia y recreación para todo el pueblo. 

Nadie dijo que hubiera sido fácil ni rápido. Y todos dijeron que hay que seguir trabajando y promoviendo la ciudadanía y la participación.

¿No se siente usted animado cuando sabe de estas experiencias innovadoras y atrevidas?

Luisa Pernalete
Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín

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