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Las Patricias hacen posible que Fe y Alegría siga educando

Hoy siguen habiendo muchas Patricias en Fe y Alegría Venezuela: maestras que perseveran a pesar de tantas dificultades, madres que ayudan en la vida de las escuelas, secretarias que acompañan a las directoras de los planteles, señoras que prestan sus servicios en el mantenimiento de las oficinas, administradoras, mujeres que atienden a los estudiantes en los comedores. También hay Patricias porteras,  comunicadoras que buscan la noticia y apoyan a las comunidades, voluntarias que donan su tiempo y amor por la educación. En fin, son las Patricias en movimiento.

Hoy damos las gracias a las tres jovencitas maestras que asumieron el reto de abrir la primera escuela en 1955. Expresamos nuestra gratitud a tantas religiosas, voluntarias y laicas que se movilizan por los estudiantes de nuestros barrios y comunidades.

Patricia de Reyes fue un pilar importante en el nacimiento de Fe y Alegría

Cada 30 de mayo rendimos homenaje, reconocimiento y agradecimiento internacional a las mujeres que han sido ejemplo de generosidad, amor y fraternidad en el proceso de apoyar la labor que se viene desarrollando en Fe y Alegría, tal como lo hizo en vida María Patricia García de Reyes, mujer sencilla que, junto con su esposo Abraham Reyes, donaron la mitad de su casa para el nacimiento de la primera escuela de Fe y Alegría.

Patricia Reyes nació el 24 de agosto de 1924 en Aragüita, cerca de Caucagua (estado Miranda), en Barlovento, a 90 kilómetros de Caracas. Tierra de antiguos esclavos negros dedicados al cultivo del cacao y del café que nos dejaron sus costumbres, su fortaleza, sus tambores y sus bailes. Era huérfana de padre y madre pues su mamá murió a los tres días de parirla.

Desde los inicios en el Movimiento Fe y Alegría abundan las Patricias, mujeres humildes, comprometidas, valientes, inteligentes y aguerridas para ayudar a los más necesitados. No podemos olvidar las Patricias, tanto religiosas como laicas, las que desde un comienzo acompañaron al padre Vélaz e hicieron suyo su proyecto de llevar educación a las barrios y caseríos más pobres “donde no llega el asfalto”, donde no gotea el agua, donde no llega hoy el internet, ni la luz.

Luisa Pernalete en un escrito señala: Patricia Reyes  fue una mujer que se adelantó a su época y a sus hijos varones les enseñó a cocinar y a lavar su ropa. Tal vez no lo hizo conscientemente por aquello de descuadricular los roles de ellas y ellos, pero en la práctica les enseñó que los hombres también podían cocinar y lavar ropa, que no era exclusivo de las mujeres.

Comentan sus hijas que su madre tenía muy buen sentido del humor, reía con frecuencia y echaba mucha broma. Claro, tantos años entre tanta risa de sus hijos… y los alumnos de Fe y Alegría arrullando a los pequeños… Pero también sabía escuchar y aconsejar, comentan algunas de sus hijas. “Uno llegaba, ya de adulta, con algún problema en la familia, y ella escuchaba y siempre tenía un consejo”, recuerdan.

Esta semana Fe y Alegría suma voces para celebrar internacionalmente el Día de las Patricias en recuerdo a una mujer extraordinaria, madre, compañera, voluntaria, activista de la educación quien no descansó en su empeño por acompañar los sueños de  niños, niñas y  jóvenes.  El Movimiento reconoce y aplaude a esas mujeres que trabajan en Fe y Alegría con generosidad, dedicación y con mucho cariño por una educación para la vida y la solidaridad.

María Patricia García es la mujer que hoy nos inspira a levantar la bandera por la igualdad, la educación, el compromiso y la solidaridad. El 30 de mayo ha sido declarado por la Federación Internacional de Fe y Alegría como el Día de las Patricias de Fe y Alegría.

La presencia de las mujeres en Fe y Alegría representa la fuerza de la organización.

Por Javier Barrios

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