Eliner Solano | Coord. Nacional de Pastoral de Fe y Alegría Capacitación
Bajo la guía sabia y cercana del Padre Miguel Matos, vivimos una semana de gracia profunda en la Casa de Retiro de Los Teques, del 22 al 26 de abril. Allí nos encontramos 28 responsables de la Pastoral de nuestros cuatro programas: Escuelas, Educomunicación, Capacitación y Universidad. Fue un espacio íntimo, un encuentro personal con la oración que nos abrazó a cada uno.
Tuvimos la dicha de contar con cuatro compañeros espirituales que nos ofrecieron un servicio lleno de cariño, acompañando el proceso único que cada uno vivimos. Un silencio hondo y un recogimiento profundo envolvieron el lugar, invitándonos a sumergirnos en nuestro interior a través de los ejercicios. Cada mañana, casi al despertar, la oración ignaciana nos preparaba el corazón para vivir cada jornada con plenitud.
Abrimos nuestros corazones compartiendo las disposiciones y los anhelos personales que nos traían a estos días de gracia. Poco a poco, fuimos adentrándonos en diversos ejercicios ignacianos, comenzando con la Contemplación: «Creados para amar». ¡Qué hermoso fue reconocer el Amor de Dios que se derrama en cada ser y en toda su obra!
Nuestra reflexión se hizo profunda al contemplar la realidad del pecado y la fuerza transformadora del perdón, como ese camino de reconciliación personal con el Señor y con nuestros hermanos en este caminar de la vida.
Un momento central, que nos tocó el alma, fue la meditación y la oración sobre el rostro de Jesús. Contemplamos su manera de vincularse con los demás, su capacidad de encender los corazones con el fuego de la misión del Reino del Padre misericordioso, y su predilección por las mujeres, los niños, aquellos que viven al margen, y toda la creación. ¡Qué ejemplo de amor y entrega!
Se nos ofreció la oportunidad de elegir entre la bandera de Cristo y la bandera del mundo, un ejercicio de discernimiento que nos ayudó a definir con claridad nuestra propia postura ante el llamado del Reino.
Luego, meditamos sobre el proyecto de Jesús de extender el Reino y revelarnos el rostro entrañable de nuestro Padre Dios, fundamento y consecuencia de su entrega total por la humanidad. Desde esta perspectiva, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús resonaron en nosotros como la raíz del amor incondicional y misericordioso de Dios que sostiene nuestra fe. ¡Qué misterio tan grande y lleno de esperanza!
Nuestra experiencia culminó en un espacio de oración personal, un momento de profunda gratitud por todos los dones que recibimos durante esos días. Cada uno plasmó en palabras los compromisos y propósitos concretos que nacieron como frutos maduros de nuestra reflexión.
El Padre Miguel Matos nos compartió su alegría por la actitud de silencio hondo y profunda concentración que marcó la vivencia de cada uno de nosotros.
Queremos reconocer con mucho cariño el valioso servicio de los cuatro compañeros espirituales, quienes con su entrega facilitaron el camino personal de cada corazón. Con una esperanza viva que nos impulsa, esperamos que esta enriquecedora experiencia de ejercicios espirituales renueve nuestras fuerzas y nuestra pasión por la labor pastoral en todos los programas de Fe y Alegría, fortaleciendo la expansión del Reino aquí y ahora, en cada rincón de nuestra Venezuela.
Elevamos nuestra acción de gracias al Dios de la misericordia que siempre nos convoca y nos impulsa a extender su Reino con alegría y entrega. Reconocemos y agradecemos de corazón el esfuerzo de nuestra Dirección Nacional y de las direcciones de cada programa por hacer posible este encuentro de gracia que nos recargó de amor y esperanza.
Ahondar en nuestra dimensión espiritual es como esa savia que vivifica nuestra labor pastoral en los diversos programas de Fe y Alegría, ese valor agregado que impulsa la llegada del Reino en este preciso momento, en nuestro día a día.
Caracas, 19 de mayo de 2025
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