Síguenos:

Don Roland: el primer camino de Fe y Alegría Guatemala


Christian Zúñiga
Comunicación | Fe y Alegría Guatemala
Junio 2025


Colaboradores de Fe y Alegría Guatemala en dos generaciones distintas.

Don Roland, a la derecha en ambas fotografías, con una diferencia en tiempo de ¡35 años!

En enero de 1976, Rolando Caracún Álvarez, cariñosamente conocido como Don Roland, respondió a una sencilla oferta de trabajo: conducir un vehículo durante dos meses. Lo que no imaginaba era que, al tomar ese volante, también comenzaba a conducir una misión que transformaría la educación popular en Guatemala.

 

Su labor consistía en trasladar por la Ciudad de Guatemala a dos hermanas mercedarias, Blanca Montalvo y Mercedes Rodríguez, quienes venían con un sueño profundo: sembrar las primeras semillas del movimiento Fe y Alegría en el país. El 26 de enero de ese año, aquel sueño comenzó a tomar forma, y con él, también empezaba el largo camino de Don Roland dentro de la obra.

 

“Fe y Alegría empezó a trabajar desde el 26 de enero, desde que yo empecé”, recordaba con humildad Don Roland.

Fotografía del recuerdo del Centro Educativo No. 6 Fe y Alegría Lo de Coy, Mixco (año 1989).

La tragedia y el espíritu inquebrantable

Apenas nueve días después de aquel inicio esperanzador, el país fue sacudido por el devastador terremoto del 4 de febrero de 1976. La tragedia cobró miles de vidas y amenazó con silenciar los primeros pasos de Fe y Alegría en Guatemala. Pero la catástrofe no detuvo a las hermanas ni a Don Roland. Al contrario: fortaleció su compromiso.

 

Con el corazón en las manos y la esperanza como motor, se unieron a los esfuerzos de emergencia, llevando ayuda a los campamentos improvisados. A la par, insistían en tocar puertas, buscar becas, hablar con empresarios y familias, convencidos de que la educación debía resistir, incluso en medio del desastre.

Portada de Prensa Libre del 5 de febrero de 1976, un día posterior al terremoto que afectó a Guatemala.

Nace la primera escuela: Fe y Alegría No. 1 “La Limonada”

Las hermanas mercedarias viendo el valle de la colonia La Limonada,

lugar donde establecerían el primer Centro Educativo de Fe y Alegría Guatemala.

La Parroquia Santa María Magdalena, en los límites de la zona 1 y zona 5 de la capital, ofreció un espacio para lo que sería el primer Centro Educativo de Fe y Alegría Guatemala. Con esfuerzo y creatividad, dos aulas improvisadas se convirtieron en el primer refugio de aprendizaje para las niñas y niños del sector.

 

Y mientras la escuela abría sus puertas, Don Roland seguía allí, con la misma entrega. Lo que sería una colaboración de 2 meses, se convirtió en una entrega de 49 años ininterrumpidos.

 

“La inseguridad las hizo hablar así (a las hermanas fundadoras), porque no sabían que Fe y Alegría iba a crecer lo que ha crecido”, dijo Don Roland en una de sus entrevistas.

Video conmemorativo del Centro Educativo No. 1 de Fe y Alegría Guatemala, «La Limonada» por el 46 aniversario de fundación.

El cimiento invisible de una gran obra

A lo largo de casi medio siglo, Don Roland no solo fue testigo del crecimiento de la obra: fue uno de sus pilares más firmes. Contribuyó a la creación de 59 centros educativos en 11 departamentos del país. Fue pieza clave en la institucionalización de iniciativas como la GranRifa de Fe y Alegría —que hasta hoy ha entregado más de 35 vehículos y motocicletas para apoyar la causa educativa— y, la vinculación de Fe y Alegría Guatemala con el estado (Ministerio de Educación).

 

Gracias a su constancia y la de tantos colaboradores, Fe y Alegría Guatemala atiende actualmente a más de 19,000 estudiantes en todo el país. Cada aula construida, cada camino recorrido, cada beca conseguida, lleva en alguna forma la huella de Don Roland.

Don Roland posando junto al vehículo del primer premio de una de las Rifas llevadas a cabo por Fe y Alegría Guatemala.

Un adiós con sentido profundo

Este 25 de abril de 2025, el día exacto en que Fe y Alegría Guatemala cumplió 49 años de haber sido oficialmente inaugurada, Don Roland nos dejó físicamente. No pudo haber elegido —o más bien, no pudo haber recibido— un momento más simbólico para partir.

 

Se fue el mismo día en que su obra celebraba casi medio siglo de vida. Un adiós cargado de poesía, de destino y de profundo amor por la causa que abrazó incondicionalmente desde el primer día.

 

Don Roland fue mucho más que un colaborador: fue el primer compañero de camino, el primer testigo, el primer creyente en Guatemala de este sueño educativo y popular.

 

Hoy, la obra que ayudó a fundar llora su partida, pero también honra su vida con gratitud infinita. Porque hombres como él no se despiden del todo. Viven en todos los estudiantes que cruzan una puerta escolar, en cada educador que cree en la transformación, en cada rincón donde la educación llega como luz.

 

Gracias, Don Roland. Por tu entrega sin condiciones, por tu sencillez, por tu alegría constante. Descansa en paz, en el centro del corazón eterno de Fe y Alegría Guatemala.

Vertical - Nota de Duelo
©2025 Todos los derechos reservados