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19 junio 2020

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Construyendo puentes más allá de las fronteras.

Los migrantes, los refugiados y las personas internamente desplazadas figuran entre los grupos de población más vulnerables del mundo y normalmente se les niega a menudo rotundamente el acceso a las escuelas, que son para ellos, un refugio seguro donde recrean una promesa de un futuro mejor

Por: María Paula Arango Zambrano – Comunicaciones FiFyA

 

De acuerdo al informe de seguimiento de la educación en el mundo 2019 – Migración, desplazamiento y educación: construyendo puentes, no muros de la UNESCO; “al pasar por alto la educación de los migrantes se desaprovecha un gran potencial humano. A veces meros trámites administrativos, la falta de datos o unos sistemas burocráticos y carentes de coordinación hacen que muchas personas queden excluidas, mientras que, si se invierte en la educación de migrantes y refugiados sumamente talentosos y motivados, se puede impulsar el desarrollo y el crecimiento económico, no solo en los países que los acogen sino también en los países de origen”.

 

Pero, no basta solo con proporcionar educación. El entorno escolar debe adaptarse y responder a las necesidades específicas de las personas en condición de desplazamiento. Integrar a inmigrantes y refugiados en las mismas escuelas que las poblaciones de acogida es un punto de partida importante para desarrollar la cohesión social, pero muchas veces factores como el idioma y la manera en que se imparte la enseñanza, así como la discriminación, pueden alejar a estas personas de la escuela. Y por supuesto esta crisis sanitaria ha generado aún más desigualdad en este sentido y por eso desde Fe y Alegría estamos dándole un foco especial a esta situación.

 

Foto: Fundación Fe y Alegría Brasil.

Las familias migrantes, ya se encontraban en una situación de muy alta vulnerabilidad, pero COVID 19 ha agravado esta situación, principalmente porque algunos de ellos no tienen un hogar seguro, y la posibilidad de buscar el sustento diario ha disminuido o desaparecido por completo. En este contexto aproximadamente el 40% de los migrantes son menores de 18 años (cifras de FyA Brasil). Por ejemplo, Fe y Alegría en Brasil, que viene trabajando con los migrantes venezolanos de la región desde hace varios años, busca proteger y salvaguardar a las familias en este nuevo contexto, hasta que regresen a una situación que les permita desarrollar su independencia económica, y puedan mantener su trabajo.

 

Dentro de las acciones realizadas, están las de acompañar a las familias de los migrantes a la red de protección y registro en la plataforma gubernamental brasileña, llamada ayuda de emergencia. Además son priorizadas para entregarles ayuda humanitaria con cestas y cartones de alimentos.

 

Igualmente, están haciendo campañas de promoción de la salud a través de la entrega de kits de higiene y seguimiento con información para prevenir el contagio de COVID 19. Y una de las acciones más claras es llamada rescate familiar que consiste en darle asistencia directa para pagar el alquiler, y donación de recambios de gas.

 

Estas acciones están beneficiando a las familias migrantes de Venezuela con hijos menores de 12 años en situación de vulnerabilidad, que viven en ocupación o en alquiler. Y en su totalidad cualquier persona en situación de extrema vulnerabilidad social (enfermos, ancianos, etc.) de cualquier nacionalidad que viven en Boa Vista, Brasil también están siendo atendidos.

 

Y aunque estas acciones están encaminadas a una ayuda humanitaria, en Fe y Alegría estamos re-pensando la manera de cómo vamos a seguir garantizando el derecho a la educación a los migrantes y refugiados; pues ya el simple hecho de movilidad hace, desafortunadamente, que todos estemos navegando la misma tormenta, pero en botes desiguales, y los migrantes están en el más frágil.

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