Por: María Paula Arango – Comunicaciones FIFyA
Desde muy pequeña Kim tuvo la oportunidad de estudiar en Fe y Alegría en Santa Lucia de la Reforma – Departamento de Totonicapán región sur-occidente de Guatemala. Como ella misma cuenta, es una etapa que recuerda con mucho cariño: “pasé toda mi niñez en la escuela, compartiendo con mis amigos, una experiencia que siempre atesoraré en mi corazón”.
Cuando tenía 12 años tuvo que dejar de estudiar porque sus padres no contaban con recursos económicos, lo cual fue muy difícil para Kim porque como ella misma afirma “a mi siempre me ha encantado estudiar”. Dejó la escuela por 4 años, y durante ese tiempo siempre le manifestó a su padre que tenía el deseo de seguir estudiando; sin embargo la respuesta de su progenitor la desanimaba y ahondaba más su tristeza por su situación: “él me decía que no, no solo por falta de recursos económicos, sino por el simple hecho de ser mujer”.
Situación que era aún más compleja porque en su familia son 7 mujeres y su papá cada día manifestaba más sus rasgos machistas. Él siempre le repetía a Kim: “que apenas tuviera la edad me iba a casar y que no iba tener que trabajar, solo debía estar atenta de todo lo de la casa”, suerte que seguramente también correrían sus 7 hermanas.
“Para mi eso siempre fue muy triste, pero dentro de mí seguía ese deseo de continuar estudiando y a pesar de vivir en una sociedad con tanto machismo y desigualdad, yo sentía que como mujeres también teníamos derecho a estudiar”, afirma Kim. Es en este momento cuando Fe y Alegría vuelve a cruzarse por su camino y le permitió seguir estudiando, esta vez a través de la radio. Al principio, manifiesta Kim, “fue un poco difícil porque no tenia el permiso de mi papá, sólo tenía el apoyo de mi mamá; cuando llevaba 6 meses en las clases, le conté a mi papá y se disgustó mucho. Yo simplemente le pedí que me diera una oportunidad y finalmente le pude demostrar que si valía la pena”.
Desde ese momento en adelante Kim ha sido muy entusiasta y disciplinada con sus estudios, pero también se ha convertido en la voz y cara visible de muchas niñas y mujeres indígenas que, como ella, tienen el sueño pero sobretodo el derecho de estudiar. Ha sido parte de la campaña La Luz de las Niñas, liderada por Entreculturas y en el 2019 viajó a Madrid España a compartir su experiencia. “He aprendido mucho sobre los derechos y deberes que tenemos”, dice sin titubear. “Así como pasó conmigo, le pasa a muchas otras señoritas, y la verdad es que no estamos obligadas a vivir lo que la sociedad nos dice”. Hoy en su comunidad se han dado muchos cambios al respecto, “Fe y Alegría nos abre las puertas para poder cumplir nuestros sueños”.
Gracias a este camino recorrido Kim, sus hermanas han podido estudiar y su padre está orgulloso de ellas y las motiva a continuar. Hoy esta líder juvenil sigue trabajando por sus sueños de entrar a la Universidad para estudiar ciencias de la comunicación y trabajar en la radio y así poder ayudar a otras niñas a cumplir sus sueños de estudiar a través de este medio. También quiere ser cantante y presentadora de televisión; logros que alcanzará sin duda.
Además de todos los aprendizajes y las puertas que le ha abierto estudiar, Kim envía este mensaje a todas las niñas que cómo ella quieren cumplir sus sueños pero no se atreven: “no permitan que les apaguen la voz y mucho menos ese sueño que llevan dentro; siempre busquen la manera de hacer florecer ese sueño… de uno depende el poder cumplir esos sueños. Yo las motivo a que sigan adelante, habrá momentos difíciles, la sociedad hablará de ustedes pero no se dejen intimidar… lo importante es lo que sienten por dentro. De nosotros depende vencer el miedo y usarlo para algo muy productivo”.