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22 agosto 2020

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“La educación debe ser humanizadora, mucho más en tiempos de crisis”

Y por eso, hoy más que nunca es un reto buscar con celeridad respuestas acertadas, afirma Pablo José Florez Vidal, educador de Fe y Alegría Guatemala, región norte- oriente.

Por: María Paula Arango – comunicaciones FIFyA

 

Esta crisis sanitaria ha presentado más desafíos en el ámbito educativo. Desde que se suspendieron las clases en marzo, en Guatemala; crear nuevas estrategias para garantizar la continuidad de los estudiantes ha sido primordial; sobretodo porque la tecnología, en los contextos donde esta Fe y Alegría, no es la primera opción.

 

Por ejemplo en nuestro Centro Educativo, señala Pablo, solo el 40% de los estudiantes tienen acceso a internet o a herramientas tecnológicas, el 60% restante no. Una de las soluciones ha sido crear guías, pero guías más personalizadas.

 

“Tenemos que pensar en los contextos de los estudiantes, en sus realidades y cómo a través del medio donde viven, el contacto con la naturaleza, pueden desarrollar sus habilidades”, comenta Pablo sobre las guías que ha desarrollado para los 21 estudiantes que tiene a cargo.

Pero su compromiso, no termina ahí. “Me siento triste y me hace falta estar con ellos”; por eso mientras los contagios de Covid19 no llegaron a Olapa, su municipio, Pablo visitó a cada uno de sus estudiantes para hacerle seguimiento a las guías y resolver dudas; incluso a los niños y las niñas que viven a las afueras.

 

Desafortunadamente la llegada en junio de los primeros casos de la Covid19 al municipio, le impidieron continuar con las visitas personalizadas. Lo que también se reflejó en un desanimo de sus estudiantes, e incluso algunos empezaron a fallar con sus obligaciones.

Al ver esta situación el maestro, decidió comunicarse con cada uno de las niñas/os y sus familias para hacer una reflexión y llegar a la conclusión que las guías deberían incluir un cronograma para que aquellos que necesitan ayudar con los oficios o trabajos en casa, tuvieran definidos tiempos para estudiar; que hoy en día son respetados por todos los miembros de las familias. “Debe haber un espacio para el estudio, todos los días”, señala Pablo.

 

Esta situación, a pesar de tocar las más profundas emociones, no ha desanimado y generado conflicto para continuar con su compromiso inquebrantable. Su entusiasmo al hablar de sus estudiantes lo demuestra. “Desde 2013, que entre a hacer parte del equipo de Fe y Alegría, este movimiento solo ha traído felicidad y aprendizaje a mi vida. Tengo falencias, por supuesto, pero he aprendido a mejorar y superar cada obstáculo”, señala Pablo. Como el que tuvo cuando empezó a manejar herramientas tecnológicas: “No sabía prender un computador, y con el sistema de mejora de calidad educativa y las capacitaciones ofrecidas por la Casa Nacional, aprendí, y mire en estos tiempos lo que me ha servido”.

Para Pablo, en la virtualidad hay mucha riqueza para enseñar y aprender metodologías más interesantes y cautivadoras para los estudiantes. Pero dice, con certeza, que no solo se debe depender de ella.

 

Hoy sus 21 estudiantes y sus familias siguen comprometidos con su educación; situación que le causa gran orgullo a este profesor que como él mismo señala siempre seguirá siendo un aprendiz.

 

“Ser docente en Fe y Alegría es un orgullo. Ojalá todo el sistema educativo viera la educación como la vemos en nuestro movimiento. Siempre será una oportunidad para transformarnos y transformar”.

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