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07 diciembre 2022

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Otra Venezuela, la generosa, la voluntaria

Luis Pernalete

Fe y Alegría en Venezuela


“Yo los fines de semana me voy al Club de Abuelos del sector. Ahí converso con los abuelitos. Les acompaño un buen rato, y ahora, para Navidad, estamos haciendo una rifa para poder hacerles hallacas”, dice Belkis, maestra de un núcleo rural de Fe y Alegría, vía El Pao, en el estado Bolívar, Venezuela. Y sabemos que no son solo los fines de semana, y no sólo es compañía, es también estar pendiente de la salud de los ancianos, entre otras cosas. Eso los hace desde hace 3 años.

 

También Elizabeth es voluntaria en el Club de Abuelos de Punto Fijo. Ella es profesora universitaria ya jubilada. Y parte de su tiempo, lo utiliza en acompañar a esos ancianos del club, pero también acompaña a una vecina, de 80 años, que vive sola. Está pendiente si ha tenido agua, cómo está con las medicinas… Nadie para ni a Belkis, ni a Elizabeth, son simplemente voluntarias.

 

El 5 de diciembre es el Día Internacional del voluntariado, el lema de este año: La solidaridad a través del voluntariado. Este día fue proclamado por la ONU en 1985 y se celebra desde entonces.

 

Hay muchos tipos de voluntarios y voluntarias. No se trata sólo buenas personas haciendo cosas buenas, también lo es, pero el voluntariado supone compromiso en el tiempo. No es una sola acción. A veces también supone preparación.

 

En Fe y Alegría tenemos amplia experiencia en las bondades del voluntariado. Hay programas, como el de Educación de adultos, cuyas orientaciones sabatinas, a distancia o presenciales, es llevado por puro personal voluntario, y tenemos casos de gente extraordinaria que lleva décadas en ese servicio. Tal es el caso de Aimet, en Barquisimeto, desde hace 23 años es voluntaria en un Centro de Orientación, y miren cómo se expresa: “Yo soy graduada en Castellano y Literatura. Hace ya 23 años me invitaron a ser voluntaria los sábados en el colegio de Fe y Alegría donde yo había estudiado mi bachillerato y me pareció buena la idea, tanto que sigo siendo voluntaria. Uno tiene que ayudar a esa gente que no ha podido terminar su bachillerato, y demás, retribuir a la institución lo que hizo por uno. Me siento muy contenta” ¿Qué tal?

 

También en las escuelas hay voluntarias. Las Madres promotoras de paz que se ofrecen a cooperar con diversas tareas en los centros educativos: unas ayudan a las maestras tomando lectura a los pequeños, como hay casos en Caracas; otras, como un grupo de madres de la escuela “María Luisa Tubores”,  de Nueva Esparta, en el oriente del país, que cada día llevan de la mano, a pie, a unos 25 niños con problemas de alimentación, que acompañan a esos alumnos a la parroquia católica que ofrece, también con trabajo voluntario, almuerzo a niños de las comunidades cercanas.

 

Y volvamos a Barquisimeto.  Kike, como le conocen y le dicen con cariño, profesional, y que aprendió rugby en la universidad, desde hace 5 años participa como voluntario en el Proyecto Madiwa, en una escuela de Fe y Alegría, en el oeste de la ciudad. Un barrio muy pobre y violento. Por 5 años, casi 6, Kike y otros profesionales que viven en el este, se van a la cancha de la comunidad de El Trompillo, y enseñan rugby a los niños y adolescentes, seleccionados por la escuela, chamos con diversos problemas: de conductas algunos, de relaciones otros. Les enseñan a trabajar en equipo, a tener disciplina, a seguir normas. En palabras de Kike: “Para mí personalmente es un orgullo inmenso. Este año tres de nuestros muchachos representaron a Venezuela en los juegos suramericanos – viajaron a Argentina -6 de ellos se graduaron de bachiller. Y después de 6 años nuestro voluntariado sigue vivo. Todos los sábados preparan desayuno y almuerzo a los participantes del equipo.” Nadie les paga, ni por entrenar a los chicos, ni por preparar los alimentos. Pura generosidad, puro voluntariado.  “La verdad es que uno recibe más de lo que da”.

 

   El Movimiento Juvenil Huellas también se nutre voluntarios en todo el país. Se forman como asesores y acompañante de niños y jóvenes para crear grupos juveniles en colegios, parroquias populares. ¡Es admirable!

 

   Ya lo dice David Hamilton, que ser bondadoso es muy beneficioso para quien recibe la bondad de otro, para quien lo hace y para quien observa la buena obra. (Hamilton, D. 2020, Los 5 beneficios de ser amable, México).

 

   Hay que provechar este día internacional para reconocer a tanto voluntario que hace tanto bien en este país. Uno se reconcilia con la humanidad con estas historias reales. Seguro que usted también conoce.

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