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07 marzo 2024

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República Dominicana, Fe y Alegría en el cuidado y la reconciliación

Dani Villanueva, SJ

Coordinador General | Fe y Alegría Internacional


La semana pasada tuve la oportunidad de visitar República Dominicana y conocer de cerca el precioso trabajo de esta Fe y Alegría. No era la primera vez que visitaba la isla pero sí quizá la ocasión en que pude adentrarme con más intensidad a su propuesta educativa y los diálogos con los equipos, tanto en oficinas como en los centros educativos. 

 

Desde el principio nos recibieron con mucha calidez en la Oficina Nacional en Santo Domingo donde nos explicaron detalladamente la misión de la organización y su impacto en la República Dominicana. Con más de 65 escuelas en 17 provincias y una comunidad de más de 34,800 estudiantes, 1,300 profesores y 700 colaboradores, no hay ninguna duda del impacto que Fe y Alegría está teniendo en este país del caribe. 

 

Llama la atención la consistencia y claridad de la propuesta educativa y estratégica de esta Fe y Alegría que, en sus 34 años de vida, ha logrado encontrar un espacio de propuesta educativa popular que abarca desde el trabajo en zonas urbanas, rurales, bateyes y zonas de frontera. Sólo pude visitar algunos centros, pero desde el Colegio Teresa de Calcuta en Hato del Jaque hasta el Centro María Inmaculada en el Batey Bienvenido, cada lugar mostraba un compromiso fuerte con la educación y el cuidado de los más vulnerables.

 

¿Qué destacaría de la visita? el original enfoque de la pedagogía del cuidado y la reconciliación que esta FyA ha logrado sintetizar tras aplicar la metodología de las ESPERE (Escuelas de Perdón y Reconciliación). Si algo es evidente en la visita a los centros es la clara opción por el cuidado y la protección que se respira y visibiliza en cada aula. 

 

También es llamativa la madurez de la relación con el Ministerio, cuyo convenio con FyA sostiene las principales acciones de educación formal, lo que no quita la dificultad que esta Fe y Alegría está encontrando para la financiación de las dimensiones no formales y de innovación que, sin embargo, están llevando a cabo de manera notable. El uso de la música, la consistente propuesta de recursos humanos, la llamativa propuesta pastoral, todo son señales de una Fe y Alegría madura y consolidada que sin embargo está aún abriéndose poco a poco a las dimensiones internacionales de la Federación.  

 

Tanto Joselito como Miguel Angel me acompañaron en todas las visitas, en las que pude comprobar la calidad y profundidad del acompañamiento de la oficina nacional y la importancia, fundamental, del rol de las religiosas en la dirección y docencia en muchos de los centros. 

 

Vuelvo muy ilusionado con poder seguir aprendiendo de las propuestas desarrolladas en los últimos años en Dominicana y de acompañar, progresivamente, su vinculación a procesos federativos en los que, sin duda, como ocurrió con el Sistema de Mejora de la Calidad, puede haber enriquecimiento para sus estrategias nacionales. Sin duda Fe y Alegría no es sólo una red educativa sino una fuente de esperanza y transformación para las comunidades más vulnerables. Gracias Fe y Alegría Dominicana por vuestra acogida y dedicación, una vez más me sentí en casa en todos los sentidos de la palabra. 

 

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