Mentorías pedagógicas mejoran la práctica docente en Fe y Alegría
Mentorías pedagógicas mejoran la práctica docente en Fe y Alegría
Universidad Diego Portales
A mediados de abril se dio inicio a la última parte del Diplomado de Mentorías Pedagógicas, que comenzó en septiembre de 2024, con los 33 participantes de la Federación Internacional Fe y Alegría. Una gran experiencia internacional que se suma al Programa de Liderazgo Educativo de la UDP, ya que este grupo de directivos y docentes de Venezuela, Argentina, Ecuador, Guatemala y República Dominicana, destacaron experiencias y aprendizajes enriquecedores para la labor formativa con miras a fortalecer la educación de calidad.
De acuerdo al programa, esta segunda parte culminará a finales de junio de este año. Durante estos meses los participantes implementarán ciclos de mentorías pedagógicas con el acompañamiento de los formadores de mentores UDP.
Para ello, los participantes deben planificar e implementar ciclos de conversaciones de mentoría pedagógica, para luego realizar una reflexión en torno a ellas con la finalidad de que experimenten en un contexto real los principios de la mentoría, permitiendo la instalación de esta práctica y su sostenibilidad como herramienta de desarrollo profesional docente.
La práctica será dirigida por un equipo de formadores de mentores UDP, quienes estarán acompañando a los participantes durante su experiencia. Catalina Silva, formadora de mentores UDP, comentó que los aprendizajes más desafiantes de esta etapa están relacionados con el vínculo que se debe crear entre mentor/a y mentoreado/a, la forma de propiciar el protagonismo del mentoreado/a durante todo el proceso (desde definir el foco de mejora hasta la reflexión final). Así también, la observación de la práctica pedagógica en base a evidencias libres de juicios. Y, finalmente, la conducción de una conversación centrada en la reflexión y en la mediación del mentor/a a través de preguntas que movilicen los estados mentales del mentoreado/a. Todo esto transitando desde una tradicional retroalimentación a una nueva forma de acompañamiento donde la mejora surge a partir de la reflexión del propio mentoreado/a.
Al finalizar esta práctica, que se realiza en el tercer módulo del diplomado, comienza el cuarto módulo en el que los participantes podrán diseñar un plan de mentoría pedagógica considerando las condiciones para institucionalizar esta metodología como modelo de acompañamiento al desarrollo profesional. Se espera que los participantes pertenecientes al equipo directivo, incorporen acciones concretas en los planes de desarrollo profesional de los establecimientos, para implementar la mentoría pedagógica como metodología de acompañamiento dando respuesta a los requerimientos específicos de la institución educativa. Por otra parte, los participantes de rol docente diseñarán un plan de mentoría ajustado a las necesidades de acompañamiento de sus pares y que sea acorde al plan de desarrollo profesional de la institución.
Para el equipo del diplomado fue una experiencia enriquecedora y a la vez desafiante, ya que si bien este programa de formación tiene cuatro versiones, es la primera vez que se imparte a nivel latinoamericano.
“Hemos aprendido del modelo de acompañamiento de Fe y Alegría y también hemos conocido los distintos contextos y realidades educativas en que se desarrollan, lo que nos llevó a flexibilizar ciertos aspectos del programa para que el modelo que proponemos pueda ser aplicable a las distintas realidades de los participantes. Sin embargo, este intercambio multicultural ha permitido robustecer el diplomado y verificar que es transferible a otros países”, afirmó Josefina Cruz, coordinadora académica.
Como toda primera experiencia trae aprendizajes, ésta no ha sido la excepción. El más relevante hasta ahora ha sido relevar la importancia de conocer el contexto y la realidad que viven los distintos participantes para así poder aplicar con éxito el modelo de acompañamiento que propone el diplomado: “Al ser cinco países distintos, y cada uno con una cultura diferente, es necesaria una comunicación fluida y constante con la contraparte, para la coordinación oportuna de los requerimientos de los participantes y así poder apoyarlos en su proceso de aprendizaje”, expresó la coordinadora.