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La deuda bloquea el desarrollo

Irene Ortega Guerrero
Iniciativa Ciudadanía I Fe y Alegría Internacional


La Cuarta Conferencia de Financiación para el Desarrollo avanza impulsada por un fuerte deseo compartido de defender el multilateralismo. Nuestro mundo parece estar gobernado por el egoísmo, la exclusión y la violencia. Sin embargo, estos días en Sevilla se dialoga, se forjan alianzas, se sostiene la esperanza. Y aunque esto nos consuela, hemos de reconocer  también las limitaciones del espacio precisamente para caminar hacia una  mejor gobernanza global basada en la paz, la democracia y los derechos humanos. Por ello, en la segunda jornada la sociedad civil continuó expresando la necesidad de contar con espacios de participación en la Conferencia oficial, esto es, la protagonizada por las delegaciones nacionales y en la que se toman las decisiones. En este contexto, la juventud presente  ha convocado una reunión de urgencia para  compartir sus inquietudes en relación con la escasez de oportunidades de participación real y han coordinado presencias en diferentes eventos paralelos para expresarse con una voz unida. Las juventudes de Fe y Alegría tomaron parte en esta reunión.

 

Las conversaciones del día de ayer giraron sobre algunos de los asuntos clave  ya puestos sobre la mesa por el Foro de Sociedad Civil, si bien las voces más críticas en asuntos como la deuda o la justicia fiscal se escuchan aquí con menos fuerza. Hay un consenso en la necesidad de reformar la arquitectura financiera para aumentar la disponibilidad de recursos domésticos, es decir, para que los países cuenten con modos sostenibles de nutrir sus propios presupuestos y  financiar así la educación, la sanidad  y la protección social. En lo que no hay tanto acuerdo es en los mejores caminos para conseguirlo. 

 

El lastre de la deuda es en la actualidad el mayor obstáculo. Pero, mientras  la sociedad civil clama por la cancelación de la deuda y la Iglesia lidera una campaña en el marco del Jubileo, ayer sólo escuchamos hablar de operaciones de canje.  Italia, España, Egipto y Kenia lanzaron una Call to Action que incluye esta medida y los países africanos resaltaron las bondades de las mismas. También se pusieron de manifiesto sus limitaciones. Tal y como la Vicesecretaria General de Naciones Unidas expresó, “se trata sólo de una solución parcial”. Más crítico, (y gráfico) fue David Archer (Action Aid), para quien las operaciones de canje de deuda son sólo cacahuetes, el chocolate del loro que diríamos en español, y  no se  está teniendo en cuenta la evidencia de su escaso impacto. Leyendo entre líneas daba la impresión de que países cuyas económicas se encuentran asfixiada por la deuda no tienen más remedio que aceptar lo poco que se les ofrece para aliviarla.Y es que en las relaciones entre el Norte y el Sur global sucede como con el patriarcado: el desequilibrio de poder condiciona los márgenes de actuación. Necesitamos una Convención sobre Deuda que asegure la participación igualitaria de los países del Sur Global en la negociación porque, como tanto se ha repetido en los debates y proclamas de la sociedad civil, “si no estás en la mesa, estás en el menú” y es precisamente  ahí es dónde la deuda condena a las personas de los países en desarrollo, que observan impotentes cómo su educación, su sanidad y su protección social se escapan por el sumidero de una deuda que impone exigencias mayores cuanto más frágil es el país.

 

De riesgo también se trata cuando llegamos al tema de las inversiones de impacto y al rol de los fondos privados, en torno al cual giraron varias conversaciones. En el Foro de Sociedad Civil escuchamos a representantes de jóvenes y mujeres indígenas dar testimonio de algunos de los efectos más negativos de ciertas inversiones privadas. Desplazamiento de poblaciones, contaminación, violencias y vulneraciones de derechos consustanciales a un modelo extractivista que parece incapaz de contenerse. Una vez más, hay consenso en la necesidad de que el sector privado se implique de manera positiva en el desarrollo y se asume que las empresas buscan el beneficio económico. Las cuestiones conflictivas tienen que ver con los cómos, con  palabras como regulación, límites, riesgo, coste y  fragilidad. Son muchas las dudas de los inversores sobre el riesgo de poner su capital en países frágiles, como un CEO presente en uno de los eventos paralelos expresó, “miro este modelo de inversión de impacto y sólo veo coste, ¿quién va a pagar por todo esto?”. Otros dicen encontrar regulaciones limitantes que les impiden invertir. Pero no se habla de los riesgos y la fragilidad que afrontan cada día las mujeres, los jóvenes, la infancia, riesgos que comprometen su supervivencia y su dignidad. Tampoco de la regulación y de los límites necesarios para garantizar el respeto a los derechos humanos y al planeta.

 

Además, en esta segunda jornada continuamos hablando de  impuestos. Se escuchó demandar medidas para impedir la evasión fiscal y los flujos ilícitos. La situación actual  perjudica a los países del Sur Global ya que dificulta la recaudación de los fondos necesarios para cumplir con sus obligaciones hacia los derechos humanos. Pero además es necesario fortalecer los sistemas fiscales a través de regulaciones nacionales y de cooperación internacional. Quizás uno de los mayores subrayados de estos días sea haber descubierto que sin fiscalidad justa nunca conseguiremos una educación de calidad para todas y todos. Tendremos que encontrar los caminos para sumar esfuerzos,  fortalecer alianzas y contribuir a este objetivo.

Durante la tarde, en el Pabellón 1, dónde se reúnen los gobiernos, pudimos seguir la sesión sobre Cooperación Internacional y Ayuda Oficial al Desarrollo. Pese a que las raíces de la deficiente financiación del derecho a la educación están en la deuda y en la falta de sistemas fiscales nacionales e internacionales justos, la cooperación internacional sigue jugando un papel importante, especialmente en los países con bajos ingresos y en las poblaciones más excluidas. Se habla de innovar, de cooperación triangular, sistema en el que se basan las llamadas Calls to Action a las que hemos hecho referencia. La sociedad civil prefiere hablar de cooperación circular, de alianzas horizontales en las que no hay desequilibrio de poder, basadas en la confianza y en la igualdad. En ese contexto, llama la atención cómo la Ministra de Economía de Sudáfrica pidió no tirar por la borda años de experiencia y éxito de la Cooperación Internacional para el Desarrollo tal y como la entendemos. “Los principios tradicionales de la cooperación han sacado de la pobreza a miles de personas”, afirmó. 

 

Y esta crónica no quedaría completa sin hablar de la necesidad de reformar la arquitectura financiera desde una perspectiva feminista. “El problema de las mujeres siempre ha sido un problema de dinero”, señaló Aminata Ture, ex primera ministra de Senegal, para quién el desarrollo pasa por defeminizar y profesionalizar los cuidados, algo que resulta extremadamente complejo porque se ha naturalizado que el rol de las mujeres es precisamente ese. Grandes lideresas convinieron en conversaciones paralelas que  la economía de los cuidados, finanzas incluidas, es lo único que puede marcar  la diferencia en el futuro. Michele Bachelet, ex presidenta de Chile, antigua Alta Comisionada para los Derechos Humanos, fue contundente al expresar que los cuidados no son un gasto, sino una inversión. Por su parte, María Fernanda Espinosa, quién fuera Presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas y Ministra de Defensa de Ecuador, señaló que sólo 23 países cuentan con una mujer al frente del ministerio de economía. Los prejuicios continúan funcionando y sin embargo las medidas de acción afirmativa disminuyen. Contra esto, debemos reivindicar la evidencia que muestra cómo cuando las mujeres están al frente de las decisiones económicas obtienen mejores resultados en erradicación de la pobreza y democracia ya que destinan más recursos a los cuidados, que son, en esencia, infraestructura social.

 

Cerramos la jornada confiando en que Sevilla inicie un camino para reformar la arquitectura financiera desde esta perspectiva feministay dispuestas a continuar trabajando para que los derechos y los intereses de las personas más excluidas y del planeta sean la prioridad en esta Cuarta Cumbre de Financiación. Y aunque nuestra pequeñez ante el desafío nos abruma, nos sabemos parte de una sociedad civil global activa, comprometida y dispuesta a perseverar. 

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