Congregaciones Religiosas en Fe y Alegría
Congregaciones Religiosas en Fe y Alegría
Hna Nancy Fretes, ODN
Equipo de Congregaciones Religiosas I Fe y Alegría Internacional
Las Religiosas son en muchos aspectos la más grande fuerza existente y organizada que tiene la Iglesia y de la que se podría decir en líneas generales qué es la menos aprovechada por no haberles concedido todavía de modo ordinario sino pequeñas ayudantías en el apostolado católico. (P. Vélaz, Fe y Alegría, un experimento apostólico latinoamericano, 1967)
A lo largo de 2024 hemos podido saborear esta intuición del P. José María Vélaz. Sus palabras expresadas en estas sencillas líneas entrañan una indudable certeza: la riqueza inmensurable que implica la presencia de las Congregaciones religiosas en el movimiento.
En cada encuentro se ha fortalecido el sentido de pertenencia al carisma propio. Al mismo tiempo, se ha ido tomando conciencia del aporte evangélico y novedad apostólica que cada carisma ofrece a la misión de Fe y Alegría. Desde las pequeñas ayudantías a servicios más complejos, las Congregaciones religiosas ensanchan la tienda del movimiento, porque las fronteras nos desafían y el reino nos inquieta.
Donde se acaba el asfalto y comunidades enteras carecen de oportunidades, Fe y Alegría concurre, con su propuesta socio pedagógica, motivado solo por el deseo eterno de un cambio social. El movimiento posee en su esencia una fuerza capaz de convocar a Congregaciones religiosas que anhelan vivir en radicalidad el servicio a los más pobres y descartados de la sociedad.
Los carismas nos inspiran y Fe y Alegría nos convoca ha sido el lema del encuentro. Al final hemos podido comprobar lo que aporta el movimiento a la renovación de nuestros carismas. La pasión por el reino se multiplica en la medida que caminamos juntas y juntos compartiendo una misión común. Estas experiencias se han traducido en la formulación de la estrategia de relación con las Congregaciones.
Constatamos cuánta verdad entraña la afirmación del P. José María Vélaz cuando expresa que las Congregaciones religiosas aportan cohesión y solidez al movimiento. La pregunta motriz de la estrategia es ¿De qué modo las Congregaciones religiosas abren nuevos horizontes al Movimiento y contribuyen en la calidad de la educación y la promoción social? Y, a su vez, de qué manera el Movimiento ensancha el horizonte misional de las comunidades religiosas.
Contar con la estrategia de relación con Congregaciones religiosas afianza a Fe y Alegría y define su itinerario en este ámbito, con objetivos claros y específicos que orientan esta mutua y enriquecedora relación. Lo pudimos verificar en el primer encuentro presencial de representantes de Congregaciones en el Congreso de Educación celebrado en Quito-Ecuador. En 70 años del movimiento, es el primer encuentro de esta naturaleza, lo cual generó mucha expectativa y emoción.
La experiencia sinodal vivida en el encuentro presencial estuvo marcada por la alegría, el sentir común, la pasión compartida y la entrega renovada. Una vez más hemos vivenciado la fuerza transformadora de las Congregaciones cuando se unen en una misión común. Esto lo recogimos en un escrito denominado la “Declaración de Quito”. Un intento de sintetizar nuestro ser y estar en el Movimiento hoy, el enriquecimiento mutuo y las llamadas del Señor en esta hora histórica.
Diez puntos clave expresan la inspiración del Espíritu que abre un nuevo horizonte misional: la llamada a renovar la respuesta radical al servicio de Dios encarnado en los pobres, impulsadas por la fidelidad a Jesucristo, mantener la audacia profética y comprometida en las fronteras. Movidas por el Espíritu avanzar con creatividad apostólica desde el misterio de la comunión sinodal.
Como Congregaciones Religiosas de Fe y Alegría, celebramos la gracia de poner al servicio del reino la diversidad de carismas viviendo con hondura la corresponsabilidad en la misión común. En nuestra fragilidad nos sentimos portadoras de un don carismático que se potencia en la espiritualidad de Fe y Alegría.
La “Declaración de Quito” manifiesta nuestro llamado a la unidad, a una constante renovación y profundización en la fe, para seguir construyendo una Fe y Alegría cada vez más fuerte y comprometida con la justicia social, por amor al Señor y a los pobres.