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Fe y Alegría se suma al llamado del Papa León exigiendo acceso humanitario pleno y un alto al fuego inmediato en Gaza

Fe y Alegría Internacional


La Federación Internacional de Fe y Alegría (FIFYA), movimiento educativo presente en 22 países y comprometido con la defensa de la dignidad y los derechos de todas las personas, se suma al llamado del papa León XIV, quien la semana pasada de nuevo exhortó a la comunidad internacional y a las partes implicadas a poner fin al conflicto en Tierra Santa que ha causado tanto sufrimiento, terror y muerte. Nos sumamos a su petición por la liberación de todos los rehenes, el logro de un alto el fuego permanente, el acceso seguro de la ayuda humanitaria y el respeto pleno al derecho internacional humanitario. Igualmente nos sumamos al clamor de más de 100 organizaciones que exigen un alto el fuego inmediato y acceso humanitario pleno en Gaza. Aunque nuestra red no trabaja directamente en dichos territorios, nos mueve la coherencia con nuestros principios y la indignación ante una situación insostenible que el mundo está permitiendo, frente a la cual no podemos permanecer indiferentes.

Mientras el asedio impuesto por el gobierno israelí agota los suministros, incluso el personal humanitario se ve obligado a hacer fila para conseguir comida, arriesgando su vida solo para alimentar a sus familias. Con alimentos, agua, medicinas y combustible bloqueados dentro y fuera de Gaza, miles de personas — incluidos niños y niñas — están al borde de la inanición. Utilizar el hambre como método de guerra constituye un crimen de guerra, tal como lo establecen los Convenios de Ginebra. Las consecuencias son devastadoras: tasas récord de desnutrición aguda infantil, propagación de enfermedades, mercados vacíos y familias que pasan semanas sin asistencia. El sistema humanitario liderado por la ONU no ha fracasado: se le ha impedido funcionar. Justo fuera de Gaza, en almacenes — e incluso dentro del propio enclave — , toneladas de alimentos, agua potable, medicinas y combustible permanecen bloqueadas. Las agencias humanitarias tienen la capacidad y los suministros para responder a gran escala, pero sin acceso están impedidas de llegar a quienes más lo necesitan, incluidos sus propios equipos, exhaustos y hambrientos.

Los ataques a las escuelas en Gaza son una muestra especialmente atroz de esta violencia indiscriminada. Según Human Rights Watch, desde octubre de 2023 las fuerzas israelíes han realizado cientos de ataques contra más de 500 edificios escolares, muchos de ellos utilizados como refugios por familias desplazadas. Estas ofensivas, que han asesinado a cientos de civiles — incluidos niños y niñas — y destruido prácticamente todo el sistema educativo de Gaza, privan a la población de lugares seguros para resguardarse y condenan a generaciones enteras a años sin acceso a la educación. La Declaración sobre Escuelas Seguras, respaldada por más de 100 Estados, subraya la obligación de garantizar que los centros educativos nunca sean atacados ni utilizados en los conflictos armados. Ignorar estos principios no solo agrava la emergencia humanitaria, sino que atenta contra el futuro mismo de la infancia palestina.

Las personas palestinas están atrapadas en un ciclo de esperanza y desilusión, esperando asistencia y el cese del fuego, solo para despertar en condiciones aún peores. Los gobiernos deben dejar de esperar permiso para actuar. Se trata de una emergencia humanitaria que va mucho más allá de religión, etnia o disidencia. No podemos seguir confiando en que los acuerdos actuales funcionen. Es hora de tomar medidas decididas: exigir un alto el fuego inmediato y permanente; levantar todas las restricciones burocráticas y administrativas; abrir todos los pasos terrestres; garantizar acceso pleno para toda la población en Gaza; rechazar modelos de distribución controlados militarmente; restablecer una respuesta humanitaria liderada por la ONU y basada en principios; y continuar financiando a organizaciones humanitarias imparciales. Los Estados deben adoptar medidas concretas para poner fin al asedio, como suspender el envío de armas y municiones.

Los arreglos parciales y los gestos simbólicos, como los lanzamientos aéreos o los acuerdos defectuosos, solo sirven como cortina de humo ante la inacción. No pueden sustituir las obligaciones legales y morales de los Estados de proteger a la población civil palestina y garantizar un acceso significativo a gran escala. Los Estados pueden — y deben — salvar vidas antes de que no quede ninguna por salvar. Los gestos simbólicos no salvan vidas: la acción decidida y el acceso pleno sí. Como red de educación popular, sabemos que la paz y la justicia comienzan por garantizar lo más básico: el derecho a vivir. Hoy, el pueblo palestino necesita que el mundo actúe antes de que sea demasiado tarde.

Federación Internacional de Fe y Alegría

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