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Fe y Alegría: un diálogo vivo dentro del apostolado educativo jesuita

Fe y Alegría Internacional


La Federación Internacional abrió un espacio de diálogo estratégico sobre su papel dentro del apostolado educativo de la Compañía de Jesús, en el webinar “Fe y Alegría y la educación de la Compañía de Jesús”  que reunió a referentes de América Latina, África y Europa.

 

El encuentro, moderado por Dani Villanueva, SJ,coordinador general de Fe y Alegría Internacional, contó con la participación de José Mesa, SJ, Secretario de Educación de la Compañía de Jesús; Gehiomara Cedeño, coordinadora de Educación Popular de la Federación; Carlos Vargas, director de Fe y Alegría Ecuador; y Etienne Mborong, director de Fe y Alegría Guinea Conakry.

 

El diálogo reafirmó que Fe y Alegría está en el corazón apostólico de la Compañía de Jesús, como subrayó Mesa, quien destacó que el Movimiento “hace real el Evangelio en lugares donde la exclusión y la desigualdad siguen marcando fronteras”. Recordó también los pasos de articulación dados en los últimos años —como la participación de Fe y Alegría en la Comisión Internacional de Educación Jesuita (ICAJE) y su inclusión formal en el Secretariado de Educación Secundaria y Presecundaria de la Compañía así como su ser parte de la Red Jesuita Global de Escuelas —, expresando optimismo por un camino de colaboración cada vez más estrecho: “Juntos somos más y mejores”.

 

Por su parte, Gehiomara Cedeño profundizó en los aportes de la espiritualidad ignaciana a la propuesta de educación popular de Fe y Alegría, destacando que la pedagogía ignaciana ofrece a Fe y Alegría la mística, el discernimiento y el marco espiritual; mientras que Fe y Alegría aporta su opción por los pobres, el enfoque comunitario y la praxis política de la educación popular.

 

Desde Ecuador, Carlos Vargas compartió una experiencia concreta de articulación a nivel nacional entre colegios jesuitas, universidades y Fe y Alegría, evidenciando que “la red se fortalece cuando nos reconocemos desde la amistad, la igualdad y la misión común”. Ejemplos como la maestría en pedagogías críticas o el proyecto conjunto de innovación educativa con el Ministerio de Educación muestran cómo la colaboración genera incidencia real en las políticas públicas.

Finalmente, Etienne Mborong ofreció una perspectiva inspiradora desde África, en concreto desde la Fe y Alegría en que trabaja, en zonas rurales de Guinea Conakry. Destacó que la educación popular se convierte allí en “una respuesta urgente a la exclusión” y que el diálogo con los gobiernos debe construirse “desde la calidad, la necesidad y el compromiso con las comunidades más olvidadas”.

 

Entre los temas emergentes del debate destacaron la necesidad de responder éticamente ante los retos de la inteligencia artificial, la movilidad humana y las brechas educativas, así como la importancia de seguir fortaleciendo las sinergias entre las redes educativas jesuitas a nivel global.

 

El webinar dejó una convicción compartida: Fe y Alegría no solo forma parte del apostolado educativo jesuita, sino que amplía sus fronteras al llevar la educación a los márgenes, donde se hace muy visible el Evangelio y la esperanza de transformación.

 

Por ello, nuestro compromiso es pasar de la reflexión a la acción coordinada. Debemos ser un ecosistema de aprendizaje mutuo que impulse la innovación pedagógica e incida en políticas públicas para defender el derecho a una educación de calidad para los más excluidos. Fe y Alegría, en comunión con el conjunto de la educación jesuita, está llamada a ser una fuerza viva de renovación. Allí donde los sistemas fallan, donde la exclusión parece definitiva, nuestra misión educativa sigue siendo un signo de esperanza encarnada. La colaboración entre nuestras redes no es una opción estratégica, sino una vocación compartida que nos recuerda que solo juntos podemos transformar la realidad desde dentro, con el poder del discernimiento, la fe y la justicia.

Hoy más que nunca, el mundo necesita que reinventemos nuestras respuestas y aprendamos a caminar unidos, convencidos de que la educación popular y la educación jesuita son, en el fondo, una misma apuesta por el Reino: formar personas libres, solidarias y comprometidas con la reconciliación y la justicia.

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