01 de diciembre de 2021
La pandemia de la COVID-19 vino a profundizar las graves crisis y carencias de las poblaciones con las que trabaja Fe y Alegría y trajo más incertidumbre, miedo, sufrimiento y muerte. Resulta una gran falacia decir, ingenuamente, que la pandemia trata a todos por igual, cuando la realidad es que golpea con más fuerza a las poblaciones más vulnerables. No es cierto que todos estamos –durante esta crisis– en el mismo barco.
Estamos, sí, en la misma tormenta. Para algunos, resulta muy fácil cumplir con las recomendaciones como “quédate en casa”, “lávate las manos”, “usa mascarillas” y “mantén la distancia social”. Para los que no tienen agua, viven hacinados, no cuentan con recursos para comprar los geles y mascarillas ni pueden comer si no salen a trabajar, estas recomendaciones, tan sencillas, les resultan incumplibles.
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