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20 febrero 2024

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Formación de educadores: respuesta a la desigualdad educativa en Uruguay

Mercedes Portas

Directora de Desarrollo Institucional | Fe y Alegría en Uruguay


Enero es el período de vacaciones en el ámbito educativo uruguayo y en febrero inician los ciclos de formaciones de los equipos de Fe y Alegría que, luego del descanso, empiezan el año dedicando tiempo a su crecimiento profesional. En las últimas dos semanas más de 300 educadores y educadoras de Fe y Alegría pasaron por el aula magna de la Universidad Católica del Uruguay para participar de los ciclos de actividades formativas guiados por reconocidos expertos en cada uno de los temas. Estas instancias se enmarcan en la planificación estratégica del área educativa abocada a fortalecer los aprendizajes de niños, niñas y adolescentes que forman parte de nuestra red.

 

Uno de los problemas más preocupantes para el Uruguay está relacionado con la desigualdad de los resultados educativos vinculados al desempeño que logran quienes viven en los quintiles más bajos de la población en comparación con los sectores socioeconómicos medio y alto. A pesar de que en las últimas décadas se han realizado inversiones importantes tanto en políticas públicas, como en programas de inclusión social que se reflejan en indicadores que posicionan al país en un lugar privilegiado en el continente, el 50 % de la población no logra terminar la educación media, último nivel educativo formal obligatorio.

 

Según un estudio reciente del BID realizado en Montevideo[1],  los barrios de ingresos altos presentan tasas de egreso de la escuela secundaria del orden del 90%, mientras que en barrios de ingresos bajos  la tasa de egreso de secundaria puede llegar a niveles de solo 20% y la matriculación universitaria no llega al 10%. El  informe Aristas del Instituto Nacional de Evaluación Educativa del Uruguay (INEED) correspondiente al 2022 [2] en el que se analizan entre otras dimensiones, los desempeños en lectura y escritura de alumnos de tercer año de educación media, señala que mientras que en centros educativos de contexto muy favorable los estudiantes que están por debajo del nivel satisfactorio en las pruebas de lectura son el 10 %, en liceos de contextos desfavorables ese porcentaje asciende al 40%. Más preocupante aún es que esta brecha ha aumentado 6,6 puntos porcentuales entre 2018 y 2022. Con respecto al aprendizaje de matemáticas, un 30% de los estudiantes que asisten a centros de contextos favorables, no alcanza los resultados considerados satisfactorios para su grado liceal mientras que en contextos desfavorables hay un 80 % de adolescentes que no logra ese nivel.

 

Estas referencias sirven para contextualizar una situación que, a veces, a la distancia puede no ser evidente y quedar velada tras otros indicadores que destacan positivamente a Uruguay en América Latina.

 

En Fe y Alegría nos hemos propuesto abordar la desigualdad educativa fundamentalmente desde la educación no formal con la convicción y la evidencia de que los clubes de niños y los centros juveniles son espacios que habilitan y favorecen otras formas de aprender diferentes a las de la escuela.  Existen al menos tres características de este tipo de centros educativos, a los que los participantes asisten a contraturno de la educación formal, que promueven el fortalecimiento de los aprendizajes:  a) mayor tiempo de permanencia de niños, niñas y adolescentes en comparación con la escuela o el liceo, dado que el tiempo de cierre por vacaciones es menor que en el sistema educativo formal, b) un equipo interdisciplinario integrado por trabajadoras sociales, psicólogas, psicopedagogas, educadores y educadoras que permite una mirada integral y personalizada de la situación de cada participante y una mayor relación de adultos por niño o adolescente y c) un set de programas desarrollados a medida por Fe y Alegría Uruguay junto a la Universidad Católica que atiende las particularidades de esta población y aborda las dificultades con herramientas especialmente diseñadas para las intervenciones en estos espacios educativos.

 

El éxito de esta forma de trabajar está dado en gran medida por la capacidad técnica y humana de todas las personas que integran los equipos. Educadores y educadoras de Fe y Alegría en sentido amplio, son pilares fundamentales para que los niños, niñas y adolescentes de nuestros centros se desarrollen de una forma plena, en particular en lo relativo a sus aprendizajes curriculares. Desde los orígenes de Fe y Alegría en Uruguay y con mayor énfasis en los últimos 5 años, la formación profesional de las personas ha sido una prioridad que se ve reflejada en la cantidad de horas anuales destinadas a capacitaciones en diferentes modalidades que abarcan desde la atención a la primera infancia, las habilidades socioemocionales o la prevención de abuso y maltrato, hasta cursos para intervenciones muy específicas como puede ser el programa de apoyo a la lectura. Esto no solamente mejora la capacidad técnica de personas con niveles dispares de formación, sino que contribuye a fortalecer el sentido de pertenencia a un cuerpo que, a pesar de estar conformado por 25 centros, trabaja con una misma mirada para alcanzar el objetivo de minimizar una brecha que atenta contra el derecho a la educación de calidad y al aprendizaje de miles de niños, adolescentes y jóvenes del Uruguay.

 

[1] https://publications.iadb.org/publications/english/viewer/Neighborhood-impacts-on-human-capital-accumulation-of-adolescents-and-young-adults-in-Montevideo.pdf

[2] https://www.ineed.edu.uy/aristas-media-2022/

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